Will Mejía metió los últimos cuatro goles del Olimpia. |
Carlos Will Mejía fue responsable de cambiar la historia a favor de un equipo por el que nadie daba nada y del que nadie pensó siquiera que disputaría la instancia final, pero así fue. Contra el Real España, precisamente el porteño, en el primer partido de la final, entró para anotar el ansiado gol del triunfo. Para entonces, Mejía estaba acostumbrado a los goles certeros y decisivos y a los abrazos de sus nuevos compañeros, que terminaron de aceptarlo cuando antes había sido un acérrimo adversario. Si exageramos un poco, hasta podríamos decir que el atacante por sí solo ganó la copa 24 para el Olimpia, un sueño hace muchos torneos acariciado para un club que en los últimos años había estado en muchas finales, pero que no podía alcanzar la copa. La afición olimpista en el estadio Morazán se congratuló ayer al ver a Carlos Will Mejía entrar en el terreno de juego y hacer la diferencia, primero con el 1-0, al estar en el lugar indicado y tener la prestancia para batir a Macías y, por si fuera poco, un 2-0 con una jugada individual para sentenciar el título.
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