7/07/13

McCaulay, ex Deportes Savio el goleador de las eliminatorias

McCaulay es el goleador de la Eliminatoria Rumbo a Brasil.
Algo está mal, algo no cierra. ¿Qué lugar es este? El mapa señala Centroamérica y la espesura de la selva tropical lo confirma, pero todo es muy distinto alrededor.

Los rasgos de los habitantes recuerdan a los mayas: pómulos prominentes, nariz aguileña, la frente ancha y plana y los ojos con un toque oriental. Son la mayoría, pero no los únicos. Un 20% lleva la herencia africana y la memoria de la esclavitud; hay un 8% de blancos de ascendencia británica y española y una creciente cantidad de chinos. Si uno les habla en español, responden, pero entre ellos dialogan con un inglés pronunciado con la boca muy abierta... Esto se parece mucho a Jamaica, pero en el continente.

Los nombres de las calles... La Western Highway se convierte en la Cemetery Road al cruzar el Central American Boulevard, no es fácil llegar hasta la gasolinera de Collet Canal Street donde El Gráfico pactó el encuentro a través de un teléfono público cuya cabina era el único reparo del sol inclemente del mediodía en Belize City.

Todo alrededor pinta una típica colonia británica de las Antillas: las mujeres de blanco que asisten a las iglesias, los comerciantes que extienden sus negocios a las veredas, las boinas tricolores tejidas de los rastafaris, olores que presagian sabores y la brisa salada del Caribe que atenúa un poco esos 40° que se desploman, verticales, desde el sol abrasador.

Uno aquí es un bicho raro, en medio de la marea humana que viene y va, entre el sudor y los gritos en piyin, esa lengua criolla que mezcla español con inglés y es hablada por las clases más populares. Y es más raro todavía porque el contacto del otro lado de la línea está por llegar. Este cronista repasa la foto impresa y, como un identikit, la compara con todos los hombres que se acercan y siguen de largo. Una botellita de coco-piña ayuda a olvidar el calor por unos minutos, hasta que aparezca él, el máximo goleador del mundo camino a Brasil 2014.

“Vamos en mi auto, damos un paseo por la ciudad y bebemos algo fresco”, invita el artillero desconocido. Su coche tiene unos años, no se parece a los que relucen en la playa de estacionamiento del Real Madrid o del Barça, pero tiene los suyo: “Los de aquí vamos a comprar autos usados a los Estados Unidos. Por dos mil dólares se consiguen algunos muy buenos, pero hay que traerlos andado 3 mil kilómetros, cruzando todo México”, explica.

Deon McCaulay con el Deportes Savio.
La temperatura altera los sentidos, sí, pero no tanto como para llegar al delirio. ¿Alguien imagina a Leo Messi o Cristiano Ronaldo emergiendo de esta muchedumbre en Belice? Difícil creer que estos genios del fútbol aparezcan mezclados en este paisaje de palmeras y buses escolares americanos de los 70 que hoy son aquí la modernidad misma del transporte público. Junto al surtidor de diesel de la Esso no esperamos ni a Zlatan Ibrahimovic ni a Radamel Falcao... El que hace una seña amistosa y extiende su mano es Deon McCaulay, el beliceño que, con 11 tantos, encabeza la tabla de goleadores de las Eliminatorias para la próxima Copa del Mundo.
 Deon McCaulay anda por las calles como si nada. Ninguno le pide una foto o un autógrafo. No recibe saludos, pese a que es el máximo goleador de la historia de la selección de Belice, algo que de alguna manera lo emparenta con Pelé en Brasil, Gabriel Batistuta en la Argentina, David Villa en España o Luigi Riva en Italia, por meter solamente algunos ejemplos.

Ese es uno de sus récords, pero tiene más motivos para el orgullo, aunque no sea bajo las luces de lo mediático. Porque él fue quien anotó el primer gol de la Eliminatoria para Brasil 2014, el 15 de junio de 2011, cuando Belice visitó a Montserrat en Couva (Trinidad). En el estadio Ato Boldon había apenas 150 testigos. Esa noche metió tres, que llegarían a 11 con el correr de ocho partidos. En la segunda fase, Belice se despidió del sueño mundialista, pero desde entonces, sus once gritos siguen estando en lo más alto de la eliminatoria que han comenzado 203 selecciones.

Pero ninguno de estos méritos hacen de McCaulay una personalidad famosa, ni siquiera en su país. Es más: ¡hasta hace un mes no tenía club!

Después de un paso formal por Deportes Savio, de Honduras, en 2012 se volvió a Belice y apenas jugó unos meses en la Premier League of Belize, un torneo de nombre pomposo y nivel apenas modesto, con la camiseta del Raymond Gentle-City Boys United. Después una prueba infructuosa en Portland Timbers, de la MLS estadounidense, regresó a su país y se sumó al plantel del Belmopan Bandits, de la capital.

-¿Cuál es tu próximo objetivo?
-Poder jugar en algún equipo de Europa o Sudamérica... Si no, en Centroamérica, no importa, pero no quiero jugar aquí en Belice...

-¿Por qué? ¿Se estancó el crecimiento?
-Sí, hay crecimiento, pero ahora no es el lugar donde quiero jugar. Me gustaría afrontar un desafío mayor.

-¿Cuál es el estilo futbolístico que los beliceños tienen como modelo?
-Aquí gusta el fútbol que hacen los brasileños, pero a la hora de jugar es más físico que técnico. A los niños les encanta el fútbol, es el principal deporte, y crecen jugando y viendo fútbol de España, de Champions League, de Inglaterra, algo que antes no pasaba.

-¿Cómo empiezan?
-En la casa, en la calle, en la escuela... A todos los chicos les gusta el fútbol.

Deon McCaulay en la UNCAF, en San José de Costa Rica.

Aquel grito inicial, casi ahogado en la soledad del cielo negro de las noches del Caribe, quedará para siempre en la estadística pegado a su nombre. “Para mí es algo muy grande, para mi familia también”, rememora. “Fue significativo para todos los aficionados en Belice, pero para nadie más. En el mundo no interesa, queda como algo personal. Jugando aquí no voy a tener proyección. Es muuuy difícil que se vea a un jugador de nuestra liga, porque el nivel es más bajo que en los otros países de la región”, comenta con dolorosa sinceridad.

-Al pasar la primera eliminatoria contra Montserrat, ¿hubo entusiasmo en la gente? ¿Cómo se vivió?
-No, no tuvo trascendencia. La gente no estaba esperando el partido, muy poca gente va al estadio a vernos jugar. Los aficionados estaban muy enfrentados con el presidente anterior de la federación.

-El partido en Belmopan contra Guatemala, ¿cuánta gente reunió?
-En esa ocasión sí estuvo casi lleno el nuevo estadio, pero fue un hito, algo no común. Guatemala es el rival más grande de todos los que enfrentamos en esta eliminatoria.

-¿Y en tu carrera?
-México. Jugamos contra ellos en la eliminatoria para Sudáfrica, fuimos locales en Houston y los visitamos en Monterrey. Caímos 2-0 en Estados Unidos y después perdimos 7-0.

-¿Qué les pasa por la cabeza ante rivales tan superiores?
-Es difícil. La mentalidad no estaba bien. No confiamos igual en los dos partidos. El sueño era jugar al máximo esos encuentros y no estuvimos a la altura.

Nuestro personaje llegó a la selección tras ser goleador del torneo 2005/06 con el Kremandala, un modestísimo equipo de San Ignacio Cayo, un pueblito perdido en la selva, pero que atrae al turismo por sus ruinas mayas y reservas naturales.

-¿Recordás tu debut?
-Fue en 2007, contra El Salvador, en la Copa UNCAF. Perdimos apenas 2-1 en San Salvador, en un estadio Cuscatlán repleto. Se preparaban para una goleada y no pudo ser. En ese mismo torneo, marqué mi primer gol, contra Nicaragua.

-Más allá del estilo brasileño que les gusta, y hablando de objetivos posibles, ¿en qué país de la región se miran como para ponerse una meta realista?
-Honduras. Porque jugó el Mundial 1982 y también el 2010. Creo que podríamos llegar un día nosotros a ese nivel. Será un proceso que tardará muchos años, yo ya no seré futbolista. Pero si se sigue trabajando más y más, algún día llegará.


Smith, Róchez, Orio y Kuylen jugarán la Copa Oro 2013.
-Para crecer hace falta competir contra los rivales más duros. Ganándole a los más débiles no van a subir el nivel. ¿No es necesario antes de la selección, que los clubes compitan en los torneos de la Concacaf?
-Sí, es muy importante, para que los futbolistas ganen confianza y experiencia. Eso levantará el nivel y les dará más posibilidades a todos. Hay varios compañeros de la selección que nunca habían jugado un partido internacional de clubes. Encontrarse contra un estadio lleno, de visitantes, ante un adversario de prestigio, es algo para lo que tienen que estar preparados. Y eso lleva su aprendizaje.

Deon se describe con entusiasmo, con la esperanza de encontrar un nuevo club fuera de Belice: “Puedo jugar como punta, en el área, y retroceder para buscar la pelota. Cualquier posición de ataque me es cómoda”. Quienes siguieron la eliminatoria, resaltan que es ambidiestro y destacan su velocidad y potencia en el juego aéreo.

-En enero se jugó en Costa Rica la Copa UNCAF, ¿cómo te entrenaste al estar sin club?
-Solo. Soy de ir al gimnasio, salir a correr, cuidar mi alimentación... tengo que estar listo para cuando aparezca la oportunidad. Sé que algo bueno va a suceder.

-Todo es tan amateur...
-Sí. Los jugadores que viven cerca del estadio se quedan en su casa y van a la hora del partido. No hay concentraciones aquí. La disciplina cuesta, el problema es que no hay mucha enseñanza en cuanto a entrenamientos, descanso, comidas. Por suerte esta generación tiene conciencia de lo que es ser profesional, de querer ser mejor, de esforzarse para conseguir las metas que se propone.

-Hay jugadores que sí tienen experiencia internacional...
-Sí, sólo cinco jugaron afuera, son los que pasan por el fútbol hondureño, como Elroy Smith (Deportes Savio), el arquero Shane Orio (Marathón), Harrison Róchez y Elroy Kuylen (Platense). Y yo, que también estuve en Savio. Nadie más.

-¿Sentís que haber jugado profesionalmente en Honduras subió tu nivel?
-Sí, aprendí más. Creo que mi nivel de hoy es gracias a los directores técnicos y al nuevo sitio de entrenamiento que tiene la selección en Belmopán. Al salir del país, uno se da cuenta de que se puede progresar, aquí el nivel es muy bajo. La meta es crecer, confiar más en nuestros jugadores, ganar competitividad.

-¿Y qué va a pasar con tu récord?
-Al récord lo van a superar. Todavía hay grandísimos jugadores compitiendo, a los que les restan muchos partidos. Para mí es una frustración que nadie se fije en mí, porque afuera de Belice no ven lo que conseguí.

Nota: Pablo Aro Geraldes | Diario el Gráfico.

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